Desde muy pequeños estamos expuestos a ser víctimas vulnerables ante
todo tipo de seducción mental. Si, somos víctimas de los mensajes subliminales
que según Wikipedia son" mensajes diseñados para pasar por debajo de los límites
normales de percepción".
Es decir que uno puede parecer inconsciente al mensaje que recibe, pero
este puede muy bien haberse guardado en el subconsciente.
Los ojos hacen más de 100,000 fijaciones durante un día, pero solamente
una pequeña parte de estos se experimenta de modo consciente. El resto se almacena
en el subconsciente para su reproducción posterior durante los sueños.
Es solo un poco de psicología básica para entender mejor lo que pasa a
nuestro alrededor y sobre todo lo que pasa con nuestros hijos en este mundo cargado
de información.
En este blog quiero concentrarme en el enorme flujo de información y en la
percepción negativa que existe en la sociedad por su vulnerabilidad a causa de
las redes sociales.
Cada día nos enteramos de niños víctimas de pederastas, de mujeres (y
también hombres) víctimas de la violencia de género. Casi siempre debido a
previas seducciones mentales que muchos “secuestradores” realizan escudándose en
el anonimato.
Internet a través de las redes sociales, es el foro perfecto para todo
tipo de maldades. Allí se puede tener un perfil imaginario porque el potencial
“cazador” no necesariamente tiene porque mostrar su rostro.
Pero veamos cómo se produce el secuestro de mentes y almas. El secuestrador se transforma en aquello que
la víctima necesita más en ese momento y nunca hace promesas falsas, él siempre
las cumple. Las ofertas van desde la compensación de caricia afectiva hasta
ofertas de trabajo, dinero, ropas, viajes, etc.
En lugar de tratar de dar emociones buenas o de evitar las malas, él
trata de estimularlas con un buen rango de emociones como la fascinación, la
curiosidad, sentimientos de conexión, indignación, humor, felicidad, tristeza, vergüenza,
etc. Cuanto más emocionalmente estimulada está, más irresistible va a ser para su
víctima.
El don de la palabra es la más importante baza del buen seductor. Al
comienzo intenta no hablar de cosas profundas o de temas específicos y evita
hablar directamente de la persona, de lo contrario, lo hace con mucho humor y moderación.
Existen, crean o no, cursos de seducción en línea. Allí enseñan a los
futuros seductores a “cazar” a sus víctimas online. El maestro empieza
diciendo: “No importa si eres bajito, gordo o sencillamente feo. Tú podrás
seducir a la mujer de tus sueños”. Son muchos vídeos y tutoriales relatos de
casos de “éxito”, testimonios, etc. Todo para demostrar que con ayuda de estas
técnicas, se puede primero ganar confianza y poco a poco ir desarrollando un
estado de dependencia, que no es más que el preámbulo al total secuestro de la
mente y el alma de la víctima.
El problema comienza cuando el precio oculto de esta pesada artillería
de supuesta bondad, empieza a ser cobrado con un patrón de sofisticación
intelectual en donde la victima difícilmente logra advertir este tipo de
recobro. La víctima termina por sentirse culpable y en la obligación de servir
a los deseos y reclamaciones del secuestrador.
Esto es a su vez un mecanismo perverso que tiene por objeto aprisionar
al otro en un sistema sutilmente violento, donde la mejor arma es la inserción
al sentimiento de culpa.
Esto resulta en una importante quiebra de la autoestima y la confianza,
se establece añadida a la comprensión de que solo se sobrevive psiquicamente a
través de la dependencia emocional y de los dictámenes del supuesto
secuestrador.
Hay mucha gente deshonesta allí afuera, nuestros hijos e hijas, pudieran
caer en manos de estos manipuladores. No se lo deseo a nadie, pero es
importante que estemos alertas. Sé que muchos jóvenes de hoy, no tienen ningún
interés por compartir sus experiencias. “Ya soy grande y decido sobre mi vida”
dicen, pero sepan que no hay dolor tan grande para una madre o un padre, que
descubrir que han secuestrado a su hijo o hija. Por eso es importante que los
padres provean a sus hijos de tecnología, pero es más importante aún, que comprueben
que esta sea solo una herramienta para la educación, el desarrollo y la sana
diversión.
Si me permiten, dejaré también un consejo para los jóvenes. Busquen a sus padres y tengan confianza en ellos. No escondan la verdad
porque ésta al fin, siempre sale a la luz. Aunque crean que sus padres no les
van a comprender, nunca olviden que ellos siempre quieren lo mejor para vosotros y que defraudarlos puede ocasionar heridas tan profundas que son y serán, muy
difíciles de cerrar.
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