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jueves, 3 de septiembre de 2015

El secuestro de mentes y almas “Online”


Desde muy pequeños estamos expuestos a ser víctimas vulnerables ante todo tipo de seducción mental. Si, somos víctimas de los mensajes subliminales que según Wikipedia son" mensajes diseñados para pasar por debajo de los límites normales de percepción".
Es decir que uno puede parecer inconsciente al mensaje que recibe, pero este puede muy bien haberse guardado en el subconsciente.
Los ojos hacen más de 100,000 fijaciones durante un día, pero solamente una pequeña parte de estos se experimenta de modo consciente. El resto se almacena en el subconsciente para su reproducción posterior durante los sueños.
Es solo un poco de psicología básica para entender mejor lo que pasa a nuestro alrededor y sobre todo lo que pasa con nuestros hijos en este mundo cargado de información.

En este blog quiero concentrarme en el enorme flujo de información y en la percepción negativa que existe en la sociedad por su vulnerabilidad a causa de las redes sociales.
Cada día nos enteramos de niños víctimas de pederastas, de mujeres (y también hombres) víctimas de la violencia de género. Casi siempre debido a previas seducciones mentales que muchos “secuestradores” realizan escudándose en el anonimato.  
Internet a través de las redes sociales, es el foro perfecto para todo tipo de maldades. Allí se puede tener un perfil imaginario porque el potencial “cazador” no necesariamente tiene porque mostrar su rostro. 
Pero veamos cómo se produce el secuestro de mentes y almas.  El secuestrador se transforma en aquello que la víctima necesita más en ese momento y nunca hace promesas falsas, él siempre las cumple. Las ofertas van desde la compensación de caricia afectiva hasta ofertas de trabajo, dinero, ropas, viajes, etc.
En lugar de tratar de dar emociones buenas o de evitar las malas, él trata de estimularlas con un buen rango de emociones como la fascinación, la curiosidad, sentimientos de conexión, indignación, humor, felicidad, tristeza, vergüenza, etc. Cuanto más emocionalmente estimulada está, más irresistible va a ser para su víctima.
El don de la palabra es la más importante baza del buen seductor. Al comienzo intenta no hablar de cosas profundas o de temas específicos y evita hablar directamente de la persona, de lo contrario, lo hace con mucho humor y moderación.
Existen, crean o no, cursos de seducción en línea. Allí enseñan a los futuros seductores a “cazar” a sus víctimas online. El maestro empieza diciendo: “No importa si eres bajito, gordo o sencillamente feo. Tú podrás seducir a la mujer de tus sueños”. Son muchos vídeos y tutoriales  relatos de casos de “éxito”, testimonios, etc. Todo para demostrar que con ayuda de estas técnicas, se puede primero ganar confianza y poco a poco ir desarrollando un estado de dependencia, que no es más que el preámbulo al total secuestro de la mente y el alma de la víctima.

El problema comienza cuando el precio oculto de esta pesada artillería de supuesta bondad, empieza a ser cobrado con un patrón de sofisticación intelectual en donde la victima difícilmente logra advertir este tipo de recobro. La víctima termina por sentirse culpable y en la obligación de servir a los deseos y reclamaciones del secuestrador.
Esto es a su vez un mecanismo perverso que tiene por objeto aprisionar al otro en un sistema sutilmente violento, donde la mejor arma es la inserción al sentimiento de culpa.
Esto resulta en una importante quiebra de la autoestima y la confianza, se establece añadida a la comprensión de que solo se sobrevive psiquicamente a través de la dependencia emocional y de los dictámenes del supuesto secuestrador.

Hay mucha gente deshonesta allí afuera, nuestros hijos e hijas, pudieran caer en manos de estos manipuladores. No se lo deseo a nadie, pero es importante que estemos alertas. Sé que muchos jóvenes de hoy, no tienen ningún interés por compartir sus experiencias. “Ya soy grande y decido sobre mi vida” dicen, pero sepan que no hay dolor tan grande para una madre o un padre, que descubrir que han secuestrado a su hijo o hija. Por eso es importante que los padres provean a sus hijos de tecnología, pero es más importante aún, que comprueben que esta sea solo una herramienta para la educación, el desarrollo y la sana diversión.

Si me permiten, dejaré también un consejo  para los jóvenes. Busquen a sus padres y tengan confianza en ellos. No escondan la verdad porque ésta al fin, siempre sale a la luz. Aunque crean que sus padres no les van a comprender, nunca olviden que ellos siempre quieren lo mejor para vosotros y que defraudarlos puede ocasionar heridas tan profundas que son y serán, muy difíciles de cerrar. 


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