¡No
me reconozco!!!
¿Se acuerdan de aquella película
" Algo pasa con Mary"?. Y me digo a mi misma " Algo pasa con
Solveig". Si, algo muy extraño está pasando conmigo. Hoy al mediodía,
mi esposo y yo decidimos ir a un conocido local a tomar café con leche.
Desde que estacionamos en el parking, empezamos a disfrutar del rico olor
del pan recién horneado.
Que agradable es hacer una pausa y tomar un cafecito en este frío limeño
gozando de la lectura de la prensa del día. Nos habíamos sentado ya en
unas de las mesas, cuando de repente me di cuenta que hacía mucho frío en el
local. Brrr!!! Aquí en Lima, hay pocos lugares que usan el aire
acondicionado, pero aquí pude constatar que lo tenían a tope y eso que estamos
en pleno invierno.
Pedí entonces al personal que por favor lo apagaran y me contestaron que
no podían.
Ese fue el momento en el que pasó algo extraño. Me acerqué muy decidida
y molesta y les dije: "si no lo hacen me voy de este sitio".
Poco después y mientras me lavaba las manos, empecé a reflexionar sobre
lo que había dicho. Me preguntaba porque reaccioné así de irritada y conflictiva,
cuando ese no es para nada mi estilo.
Muy rápido encontré la explicación:" Debe ser por EL TRAFICO de
Lima". Si, venía de salir de quicio varias veces en el tráfico y eso me
había producido tanto stress, que necesitaba encontrar un lugar tranquilo y
apacible para lograr calmarme.
Esta justificación me tranquilizó en parte, ya que tenía la lógica necesaria
para entender mi cólera y mi tan mal humor. Por eso se dice que las personas
reaccionamos como LAS RATAS cuando
nos sentimos amenazados, y que con ojos saltones enseñamos los dientes
dispuestos a saltar le al cuello al primero que se nos cruza en el camino.
Antes de llegar al café, habíamos estado circulando con el auto por
varios distritos de Lima por casi una hora. Cada viaje por las calles de esta
ciudad me llena de EMOCIONES EXPLOSIVAS.
Suelo salir tranquila de mi casa pero me bastan solo 2 minutos para
convertirme en una rata del tráfico limeño. Intento siempre auto-convencerme de
que no vale la pena reaccionar con las innumerables imprudencias y osadías de
los conductores de aquí, pero caigo siempre en la misma trampa: Me irrito y me enfado
mucho.
A veces me pregunto ¿Seré la única en
sentirme así? o será que la mayoría de los que circulan por las calles de Lima están
así de indignados y de mal humor.
Me puse a investigar acerca de este tema con ayuda de Mr. Goggle. La
información encontrada me alivió de un lado y me preocupó de otro. Sentí alivio
porque pude constatar que no soy la única, pero preocupación porque la situación
del tráfico está generando graves distorsiones mentales en la gente que pasa
parte de sus vidas en el horrible caos del tráfico de las grandes ciudades.
Lima que tiene alrededor de 9 millones de habitantes, cuenta un
parque automotriz de 1 millón 300 mil carros. Aquí ocurren más de 50,000
accidentes al año. Llego pues a la conclusión, de que no hay capacidad física en
la ciudad para soportar tantos vehículos motorizados.
El segundo paso de mi búsqueda fue tratar de encontrar "consejos útiles
para soportar el agobio del tráfico de las grandes ciudades". Lo primero
que encontré fue la recomendación de usar transporte público para evitar
frustraciones innecesarias al volante.
Bueno-bueno pensé, este consejo debe llegar de alguien que nunca se
ha subido a un microbús, como los de la
compañía ORION, donde los asientos están hechos para gente con piernas muy cortas
y donde la amortiguación dejó de existir desde hace ya varios años. Además de
que los usuarios de este transporte deberían usar máscaras porque los gases del
motor entran directamente al interior por los agujeros de la carrocería.
Así que este primer consejo fue descartado y allí mismo encontré el próximo:
"Aprenda un nuevo idioma mientras maneja su auto" Esto si me pareció
fenomenal a primera vista, pero luego pensando lo bien no me veía como escuchando
una bonita clase de italiano, mientras los demás allí afuera tocan las bocinas,
gesticulan y gritan a viva voz todo el repertorio completo de las más famosas groserías
peruanas.
Así que este segundo consejo fue también descartado.
Al fin decidí no leer más porque me di cuenta que estas recomendaciones
no están pensadas para el tráfico de Lima. Alguna vez leí que el campeón
mundial de rally, el finlandés Kimi Raikkonen, había intentado circular por las
calles de Lima y había llegado a la conclusión de que aún no estaba preparado
para esto.
Conclusión final: No hay remedio a la vista.
Tendremos que seguir con nuestro mal humor. Por lo menos tenemos un
pretexto para explicar nuestro mal comportamiento en la sociedad.
De lo contrario podríamos también intentar mudarnos a un pequeño pueblo de
Islandia. Allí seguro que no renegaríamos tanto con el tráfico. Pero como sabido
es, nada es perfecto, y seguro que nos quejaríamos de todos esos osos polares
que cruzan la carretera sin mirar.
En fin, cada uno buscará una solución al problema y ojalá también alguien
encuentre la fórmula para ser feliz en medio del tráfico de Lima.
No hay comentarios:
Publicar un comentario